La libertad de Aquarela
Pitxos vascos y libertad del cliente
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La libertad del cliente a la
hora de elegir, en el ámbito gastronómico, es la máxima de este local abierto
hace pocos meses. No es cuestión de desmadrarse e ir por derroteros que nada
tienen que ver con el carácter del Aquarela, pero sí de tener
flexibilidad en cuanto a cantidad y forma, que no calidad, que por suerte, en
este caso, siempre es la mejor.
Rafael Zayas es su exigente
chef. Dejó de ser profesor de música clásica para enfrentarse ante el
producto artesano con la misma calma y romanticismo que se
desprende de una pieza de música. Su origen andaluz y su amplia experiencia en
restaurantes tan conocidos como Vino Tinto y Pandelujo, le han dado una
visión abierta en torno a los platos de siempre elaborados “a
su manera” y la soltura del comensal, que puede escoger entre pintxos y
raciones en casi la totalidad de su carta. Entre sus creaciones
encontramos escalope de foie y boletus, tortilla de patata con cebolla
confitada, croquetas de jamón, salmorejo cordobés o zurito de pulpo a feira, una
versión del clásico gallego con parmentier trufada y en vaso de chato, además de
excelentes arroces, guisos del día o carnes como un impresionante carré de
cordero a la miel.
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