Taberna Laredo
Lleva abierta pocos meses y ya es difícil encontrar mesa. Los hermanos Laredo llenaban también sus locales anteriores, pequeñas y clásicas tabernas del madrileño barrio de Retiro, primero en Doctor Esquerdo y después en la calle Menorca. Ahora se han cambiado a Dr. Castelo y han entregado el espacio a Joaquín Torres, uno de los arquitectos de moda en la capital que ha contribuido a su sofisticación con dos espacios, el de barra y el de restaurante, bien diferenciados y elegantes y una bodega amplia y a la vista, muy bonita con variadas y numerosas referencias.
Pero lo mejor, la comida. Con un magnífico
respeto por el producto, por la tierra y su materia prima, preparan una
cocina clásica con algunos toques de diferencia, como incluir
algas en una ensalada de cigalitas o macerar un tomate de huerta antes de
servirlo con burrata, impecable. La carta no es de las que marean y va al grano.
Buenas entradas de cosas sencillas, como moluscos y anchoas o un tempura suave
con las hortalizas al dente; pescados sabrosos como las cocochas al pil pil, que
saben a Donosti y carnes contundentes que van del cochinillo a las chuletitas de
conejo, fritas, minúsculas, con su ajito y sus patatas de guarnición, un
capricho, casero y delicado.
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