La ruta del champán
“Bebo champán cuando estoy feliz y cuando estoy
triste. Algunas veces lo bebo cuando estoy sola pero cuando estoy acompañada lo
considero obligatorio. Como con él si no tengo hambre y lo bebo cuando la tengo.
En cualquier caso, no lo bebo a menos que tenga sed”
Lilly Bollinger
Estamos de acuerdo con esta gran dama del champán
francés. No es necesario tener algo que celebrar para abrir una botella de
champán.
Para brindar, sí, pero también para comer, cenar
o tomar el aperitivo, siempre a nueve grados y en copa de flauta ancha. En
Madrid, cada vez son más los sitios donde ofrecen variedad a precios
razonables.
Podemos abrir boca con una copita en el Mercado de San Miguel, en el puesto de ostras y cumplir
aquello que decía Madame Pompadour, que el mayor placer que se
le puede dar al cuerpo es desayunar champagne y ostras.
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